¡Hola Blissers! Para cumplir objetivos, todas tenemos nuestros caminos y métodos a nuestro ritmo, que nos funcionan y nos acompañan todos los días. Pero para mantenernos en esos pensamientos, muchas veces le damos más importancia a la motivación que a un entrenamiento consciente de nuestra mente. Hoy les quiero platicar sobre el método cognitivo-conductual.
Quienes han ido a terapia conocerán muy bien este método. Aunque la psicología esté repleta de ramas y estudios con nombres muy técnicos y corrientes de pensamiento, la terapia cognitivo-conductual es una de las más efectivas que cuenta con aval científico. Básicamente, de lo que trata es de que logres entender qué ideas y pensamientos son los que originan qué acciones y sentimientos, y por ende qué resultados en tu vida. Estando directamente ligadas las cosas que piensas a las cosas que materializas incluso de manera automática (tus creencias, tus prejuicios, tus experiencias, tu entorno y estilo de vida, etc.), la terapia cognitivo-conductual lo que busca es hacerte consciente de esos pensamientos para que seas capaz de entender por qué piensas lo que piensas (y por ende por qué haces lo que haces), qué pensamientos son los que te llevan a qué resultados y cuáles de ellos te hacen bien o te hacen daño.
Esto tiene mucha utilidad en cuanto a objetivos se refiere. Cuando nos ponemos un propósito, muchas veces lo podemos estar haciendo por la motivación del resultado (sin darle peso al proceso), por inspiración o por obligación (de lo que creemos que tiene que ser así), y al no tener suficiente sustento en nuestra mente, podemos llegar a fracasar rápidamente y después a sentirnos frustradas por no lograr lo que “deberíamos”. La terapia cognitivo-conductual requiere tiempo, que te sientes a explorar el amplio mundo de tu mente con una hoja en donde puedas ir haciendo anotaciones de qué pensamientos son los que guiarán tu vida por el camino correcto.